domingo, 14 de septiembre de 2014



Junto con el maíz y el frijol, el chile era una de las tres piedras angulares en las que se basaba la nutrición de los antiguos mexicanos, así como el principal condimento con el que nuestros antepasados sazonaban sus alimentos.

El estallido de la Independencia estaba programado para el 2 de octubre, pero el descubrimiento prematuro de la conspiración obligó a Hidalgo a adelantarse. Éste optó por la insurrección abierta del pueblo. Ligado a este hecho histórico está la gastronomía mexicana, y qué mejor muestra que los chiles en nogada, los cuales llevan los tres colores patrios en la crema de nuez de Castilla, el perejil y la granada.  El platillo fue creado por monjas poblanas quienes, contagiadas del espíritu y fervor patriótico que reinaba en esos días, decidieron preparar un platillo que tuviera los tres colores de la bandera con motivo de la entrada de Agustín de Iturbide a la ciudad de Puebla.

En 1821, año de la consumación de la Independencia, el espíritu patriótico de los mexicanos y los hechos históricos fueron definitivos para el país. Ese año recibió el apelativo de trigarante, ya que fue durante el mes de septiembre que se vistió por primera vez de colores la bandera, que en ese mismo periodo había sido creada. Agustín de Iturbide, autor del Plan de Iguala y creador del Tratado de Córdoba, fue el personaje central de estos sucesos. A su regreso de la Villa de Córdoba, donde firmó el famoso Tratado de Cordoba, consumando asi la Independencia de Mexico, y al mando del Ejército Trigarante se dirigía a la capital, mientras cruzaban por su mente halagüeñas visiones en las que se contemplaba a sí mismo ciñéndose la corona que lo convertiría en emperador de México. Decidió visitar Puebla en razón de que sus habitantes le eran fieles por haber logrado la capitulación de Puebla de los Ángeles. Por ello, decidió festejar su santo en esa ciudad, donde fue recibido por sus partidarios con un banquete el 28 de agosto de 1821, día de San Agustín. El lugar lucía con esplendor los tres colores de la naciente bandera nacional: verde (la Independencia), blanco (la religión) y rojo (la unión), así como una selecta variedad de platillos poblanos elaborados por las Madres Contemplativas Agustinas del convento de Santa Mónica. Para ello utilizaron los ingredientes de temporada, pues la cocina es hija del suelo y de la lengua; aprovecharon la nuez de Castilla tierna y la granada de corona y bermellón para que la salsa y los granos ostentaran los colores blanco y rojo de la bandera, el verde se encontraba constituido por hojitas de perejil que adornaban el chile.

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